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Estilo y Ornamento

  • alejandroroman43
  • Sep 25, 2023
  • 3 min read

En el vasto panorama de la creatividad humana, el estilo y el ornamento emergen como elementos esenciales que han dado forma y carácter a la moda y la arquitectura a lo largo de la historia. Roland Barthes, en su obra "El sistema de la moda," analiza el estilo en la moda como una forma de expresión literaria, donde cada elección de diseño comunica un mensaje único. Por otro lado, Bernard Rudofsky, en "Arquitecturas sin arquitectos," aborda el ornamento en la arquitectura como una manifestación arquitectónica de la creatividad y la expresión humana. El estilo, originado a partir del "stilus," el instrumento que da origen a la palabra, se ha transformado en sinónimo de escritura y, por consiguiente, en una forma de expresión literaria en la moda y la arquitectura. El ornamento, por otro lado, es un elemento específico y detallado que forma parte de un sistema decorativo, enriqueciendo y embelleciendo objetos y estructuras. A medida que exploramos estas dos facetas, podemos identificar sus interconexiones y su papel en el sistema espacial y material de la moda y la arquitectura. Este análisis revela que, en última instancia, tanto el estilo como el ornamento en la moda y la arquitectura son vehículos de expresión humana, transmitiendo mensajes culturales, sociales e individuales en formas visuales y estéticas. La interacción entre estas dos dimensiones crea un lienzo sobre el cual se desarrollan narrativas ricas y variadas, dando vida a las creaciones humanas en el ámbito de la moda y la arquitectura.

En el mundo de la moda, Roland Barthes nos lleva a comprender que el estilo no es simplemente una elección estética, sino un lenguaje en sí mismo. La moda utiliza el estilo como una forma de expresión literaria, donde la elección de telas, colores y patrones es análoga a la escritura de una narrativa. Aquí, la Proposición #1 es clara: el estilo en la moda es una forma de comunicación, una escritura en telas y accesorios. Cada elección de estilo, ya sea minimalista y funcional o extravagante y exuberante, comunica un mensaje único. Barthes argumenta que el estilo en la moda es una expresión cultural, una manifestación de la sociedad y sus valores en un momento dado. Los diseñadores de moda, al igual que los escritores, emplean un conjunto de reglas y normas, y a menudo buscan adherirse a modelos tradicionales mientras exploran nuevas formas de expresión. Esta relación entre estilo y escritura se manifiesta en cada prenda de vestir, cada conjunto que creamos.

En paralelo, la arquitectura comparte un vínculo profundo con el ornamento, tal como lo plantea Bernard Rudofsky en "Arquitecturas sin arquitectos." La Proposición #2 sugiere que el ornamento en la arquitectura es un elemento decorativo que, al igual que el estilo en la moda, enriquece los espacios construidos. Muchas veces, estos ornamentos se basan en elementos orgánicos, transmitiendo una sensación de continuidad y vitalidad en los edificios. Aquí, el ornamento se convierte en una manifestación arquitectónica de la creatividad y la expresión humana, y requiere un recipiente arquitectónico en el que pueda brillar. Rudofsky argumenta que el ornamento es una expresión de la cultura y la identidad de una sociedad, y su presencia o ausencia en la arquitectura puede contar historias sobre una comunidad y su entorno. Los arquitectos son como artistas que, al igual que los diseñadores de moda, buscan equilibrar la adherencia a reglas y convenciones con la creación de algo original y único.

En conclusión, el estilo y el ornamento son dos conceptos cruciales que transcurren en paralelo en la moda y la arquitectura, contribuyendo a su belleza y significado. Ambos conceptos demuestran la importancia de la creatividad y la expresión humana en la creación de entornos y objetos estéticamente atractivos. A medida que la moda y la arquitectura evolucionan, la relación entre estilo y escritura, así como entre ornamento y enriquecimiento, sigue siendo relevante. Estos elementos son testigos de la búsqueda constante de equilibrio entre la tradición y la innovación, lo que da lugar a la evolución y la diversidad en ambas disciplinas. En última instancia, el estilo y el ornamento son las huellas digitales de la creatividad humana, marcando cada creación con una expresión única e irrepetible, tal como lo postulan Roland Barthes y Bernard Rudofsky en sus respectivas obras.



 
 
 

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